Aquí las notas de mi comentario de radio en IMER en el programa que conduce Mario Campos. Las opiniones son personales y los errores son atribuibles exclusivamente a mi persona. El comentario se transmitió en vivo el martes 18 de mayo a las 7:45 AM.
Buenos días Mario y auditorio,
Regresamos al tema económico y, en concreto, lo que está sucediendo en Europa. Hemos tocado el tema en varios espacios pero sigue siendo relevante en virtud del nerviosismo que todavía genera esa región.
La semana pasada analizamos algunas de las implicaciones en el corto y mediano plazo del mecanismo que diseñó la Unión Europea para rescatar a los gobiernos con problemas de liquidez (ver aquí). El mecanismo es, en términos generales, un fondo y una línea de crédito con recursos europeos y del Fondo Monetario Internacional. Los fondos provienen de los recursos públicos que aportan los contribuyentes a sus gobiernos nacionales y que estos, a su vez, transfieren a las instituciones internacionales.
El fondo es enorme. Dependiendo del número de países lleguen a utilizarlo, podría ser el paquete de rescate más cuantioso en la historia (ver aquí). Por ello, me pareció importante revisar el reglamento (digamos, la letra chica) del mecanismo y encuentro algo que podría implicar un cambio fundamental en las relaciones económicas en Europa.
Me explico.
Cuando adoptaron el Euro, los países cedieron a las autoridades del banco central su soberanía monetaria y cambiaria. Al mismo tiempo, mantuvieron en manos de sus parlamentos el control de la política fiscal; es decir, todo aquello que tiene que ver con la recaudación y la asignación del gasto. Los países son (hasta estos momentos) soberanos en materia fiscal.
Esto es lo que podría estar cambiando.
El reglamento del mecanismo (documento que se encuentra en la página de la Comisión Europea) establece en su artículo terecero que el Estado que solicite la ayuda deberá presentar un proyecto de programa de ajuste económico y financiero a la Comisión Europea.
No queda en una mera presentación. Si la Comisión presta el recurso deberá informar al país: 1) las condiciones generales de política económica que debe acompañar la ayuda financiera y 2) los aspectos relevantes del programa de ajuste que implementará el país.
Por si esto fuera poco, la Comisión, junto con el Fondo Monetario Internacional, tiene la autoridad y la obligación de evaluar el cumplimiento de las condiciones generales y los aspectos particulares de los programas de ajuste.
¿Qué implica esto?
Por el momento, hablemos de Grecia ya que es el primer país que acepta el recurso y las condiciones (hoy se confirmó que ya recibió el primer traspaso de recursos de la Unión Europea). A cambio de la línea de crédito, Grecia asumió compromisos legales y presupuestales que buscan reducir su déficit público. Menciono dos. En las próximas semanas, Grecia aumentará algunos impuestos (como al tabaco y el alcohol) y reducirá los bonos que reciben funcionarios públicos. En varios meses, si no recuerdo mal hacia mediados del próximo año, el país helénico únicamente podrá utilizar medicinas genéricas en el sistema público de salud (esto no aplica en hospitales privados). Estas medicinas son más económicas y el objetivo, recordemos, es reducir el gasto público y pagar la deuda que tiene el país.
Si bien muchas de las medidas que tendrá que adoptar el gobierno griego podrían ser consideradas como necesarias, debemos reconocer que el proceso de ajuste puede ser políticamente explosivo. Las manifestaciones que hemos visto son una señal. Queda la pregunta si el gobierno tendrá la energía y fortaleza para aplicar el programa de ajuste.
Regresando al tema, me parece que lo que está sucediendo, este relato de hechos, es una señal de que está cambiando la manera en que se conducen los asuntos económicos en la Unión Europea.
Cuando los países adoptaron el euro, aceptaron perder la soberanía monetaria y cambiaria, no la fiscal. Ahora, con la crisis, en este caso Grecia, y en virtud de que tiene que someter a la consideración y aprobación de la Comisión Europea su plan de ingresos y egresos, está perdiendo su soberanía fiscal. Sucederá lo mismo con otros países que tengan que ser rescatados. Ya no serán sus parlamentos y auditorías nacionales las instancias que determinen el cumplimiento de su política fiscal: esa facultad la está asumiendo la Comisión.
Para concluir, de ser cierto esta lectura, lo que estamos viendo es un paso muy claro hacia la construcción de un Estado europeo. Ya tendremos oportunidad de evaluar el impacto de la decisión.
Ahora, supongamos que funciona y que el mecanismo logra que los países limpien fiscalmente su casa. ¿Podría ser que en el futuro los países europeos acuerden informar a la Comisión sus políticas fiscales sin la necesidad de una crisis? De suceder, esto les permitiría identificar que países son 'responsables' o 'irresponsables' fiscalmente hablando. Ahí queda la pregunta.
Por el momento, solo anoto que los países que enfrenten una crisis no les quedará otro camino más que sujetarse a esta nueva política.
Hasta aquí mi comentario.
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