Aquí las notas de mi comentario de radio en IMER en el programa que normalmente conduce Mario Campos. Las opiniones y errores son atribuibles exclusivamente a mi persona. El comentario se transmitió en vivo el martes 26 de julio a las 7:40 AM.
Sigue sorprendiendo que el tema económico que más acapara la atención en los medios internacionales es el llamado ‘techo del endeudamiento’ del gobierno de los Estados Unidos.
Como se ha percatado cualquier persona que haya intentado darle seguimiento al debate, el tema es árido, complejo y muy técnico. No obstante, dado que se aproxima la fecha que el gobierno considera límite para aumentar el nivel de endeudamiento (2 de agosto) y en virtud de que todavía no hay acuerdos políticos entre los poderes, estas circunstancias se prestan para escenificar un gran espectáculo político. En eso estamos precisamente.
El contexto de la discusión es la enorme deuda que en los últimos años ha adquirido el gobierno norteamericano. En la última década la deuda pública ha crecido enormemente y, en los tres años que Obama tiene en el cargo, el crecimiento ha sido a tasas considerablemente mayores. Por esta razón, estudios de opinión, muestran que el electorado duda sobre la conveniencia de que su gobierno se endeude todavía más.
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La semana pasada había reportes de que el Jefe del Ejecutivo (Barack Obama) y el Presidente de la Cámara Baja (John Boehner) estaban logrando acuerdos importantes pero el fin de semana, sorpresivamente, ambos se levantaron de la mesa de negociación. Al día de hoy, las negociaciones continúan en distintas pistas y esto lo hace más interesante porque no está claro que propuesta de política logrará los votos necesarios en el Congreso. El objetivo no es encontrar la mejor solución, lo importante es buscar una políticamente viable.
No obstante, ayer el señor Boehner aseguró que Obama tendrá en su escritorio, antes del 2 de agosto, una propuesta con apoyo de legisladores de ambos partidos. Creo qeu tiene razón y por ello es muy poco probable que para esa fecha no se haya elevado el techo del endeudamiento.
De todas maneras vale la pena preguntar ¿qué sucedería si no se eleva el techo?
De no elevarlo, el gobierno federal tiene algunas opciones (todas malas) pero, en el fondo, tendría que ajustarse a los recursos con los que dispone. Lo más seguro es que pospondría el pago de algunos programas (como pudiera ser los depósitos a las pensiones de los burócratas) para poder pagar los bonos de deuda que estén por vencerse. No pagar la deuda a inversionistas es la última y peor opción y no hacerlo sería muy grave porque generaría, de inmediato, aumentos en las tasas de interés y esto traería consecuencias muy graves a toda la población.
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Dos preguntas de fondo.
¿Es realmente el techo de la deuda pública el principal problema económico de los Estados Unidos?
La respuesta es no. La deuda pública es una consecuencia de un problema más amplio. En los últimos diez años, el tamaño del gobierno de los Estados Unidos se ha duplicado y el problema de fondo es que el gobierno de nuestro vecino del norte está gastando mucho más dinero del que recauda. Sus gobernantes, hasta estos momentos, no han encontrado la voluntad política para recaudar los impuestos necesarios para mantener el nivel de gasto.
Algunos analistas señalan que si la economía de los Estados Unidos creciera un punto porcentual por encima del ritmo de crecimiento actual, entonces los ingresos públicos aumentarían y no se tendría que recurrir a la deuda. Tienen razón. El problema es que el gobierno ha crecido tanto que está ocupando el ‘espacio económico’ y restándole vitalidad al sector privado, que es donde realmente se generan empleos. La economía de los Estados Unidos es menos competitiva.
La segunda pregunta de fondo es ¿qué le está sucediendo al sistema político norteamericano que aparentemente se le están dificultando lograr acuerdos? Como a nosotros en México, parece que ellos tampoco pueden procesar reformas estructurales. En su caso, el marco electoral no les facilita lograr compromisos. Los partidos se han alejado ideológicamente en gran medida porque los procesos de distritación electoral han segmentado tanto a la población que los legisladores tienden a apelar únicamente a su base para ganar su reelección.
En resumen, el debate alrededor del techo del endeudamiento seguirá subiendo de volumen. Será un excelente espectáculo porque, al día de hoy, no sabemos qué propuesta recibirá el presidente, aunque es un hecho que algo llegará a su escritorio antes de la fecha límite.
No obstante, si hay lecciones para todos, incluyendo quienes somos espectadores en otros países. La principal es que la creación de programas de gobierno y el aumento del tamaño del Estado debe acompañarse de los impuestos necesarios para sufragar todos los gastos. No hacerlo genera, en el largo plazo, gravísimas consecuencias.
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