Desde el año pasado, los mercados internacionales expresaron dudas sobre la economía griega, en particular sobre su capacidad para refinanciar su deuda externa. Conforme pasaron las semanas, la atención internacional evidenció que el gobierno helénico estaba en bancarrota y sin los recursos para liquidar sus compromisos en el mediano plazo.
El problema superficial es el déficit público. Tan sólo el año pasado éste rebasó el 12 por ciento del PIB; el tamaño del déficit es enorme sobre todo si consideramos que los documentos fundacionales de la unión económica europea señalan que el déficit anual no debería exceder el 3 por ciento. La deuda pública –la suma de los déficit anuales– equivale al 130 por ciento del PIB...
Aquí el resto de la columna Lecciones de la tragedia griega que el día de hoy me publica el suplemento político Enfoque del periódico Reforma.
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