31 de octubre de 2007

Mi primera impresión de Corea

En este país se respeta el tiempo del prójimo.

Esta es mi primera impresión.

Dos hechos sustentan esta grata experiencia.

Primero, después de aterrizar y al llegar a la sala de migración, la fila para los visitantes extranjeros avanzaba muy rápido. No creo que haya estado formado más de cinco minutos. Nuestro vuelo no era el único. Estimo que había unos seis o siete vuelos internacionales en la terminal. Conforme eran necesarios, salían agentes migratorios de la oficina para atender el tráfico de pasajeros y no detener el flujo.

No he viajado por todo el mundo, pero en mi experiencia, en todos los países, la fila de pasajeros extranjeros antes de ser atendidos por las autoridades migratorias es una experiencia tediosa y molesta. En México, por obvias razones, no he padecido esa fila, pero cualquiera puede ver que la fila avanza lentamente. Peor aún, si llegaron varios vuelos internacionales al mismo tiempo, la fila no cabe en la sala y termina cerca de las tiendas del duty free. Con todo respeto, esa sala está pésimamente diseñada y da una muy mala primera impresión de nuestro país. Esto suponiendo que llegan a la sala migratoria correcta (por razones que desconozco México es el único país que maneja salas migratorias distintas según la procedencia de los vuelos).

El segundo hecho fue mi experiencia con los autobuses. También en el aeropuerto, en la salida internacional hay un mostrador en donde te indican en que fila debes formarte para esperar al camión. Quince rutas de autobús salen del aeropuerto. En cada fila se señala claramente el horario. Los autobuses, sobra decir, salen a tiempo. Ni un minuto más ni un minuto menos. No solo sucede esto en el aeropuerto. En todas las paradas de la ciudad se indican las rutas y los horarios. Los camiones son puntuales. No creo que sea necesario detallar las bondades de un sistema de transporte -público o privado- puntual.

En México somos pésimos con el tiempo. Y más si es el tiempo es de los demás. Cuantas veces no llegamos tarde. Esto creo que tiene dos causas. Una, porque asumimos que los demás van a llegar tarde. La segunda, porque, en mi opinión, es una de las formas que utilizamos para mandar señales de poder.

La expresión Mexican Time es internacionalmente conocida y utilizada cuando alguien sabe que va a llegar tarde a una cita.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

porque dices que es una señal de poder?

Anónimo dijo...

Definitivamente la impuntualidad tiene que ver con cultura y segundo con autoestima (según la psicología).
Es un mal hábito sin embargo al que estamos acostumbrados por lo menos aquí en México, y creo que repercute obviamente en el orden de las cosas. Ciertamente en otros países (y tampoco he estado en todo el mundo) la gente valora y respeta cosas como el orden, que se refleja en puntualidad, limpieza y otras virtudes más.
Saludos donde quiera que estés!!

Anónimo dijo...

Me gustaría saber mas sobre el factor "autoestima" en la puntualidad "vocera".

Carlos H. Fonseca Zárate dijo...

Yo no conzco Corea, pero he ido a Japón, y estoy de acuerdo contigo en lo referente al manejo del tiempo.

En Medellín somos muy puntuales, pero en Oriente el manejo que le dan al tiempo no es de una esclavitud como lo es para nosotros, ellos no viven en función del tiempo, sino que el tiempo es una variable más de su quehacer.

¡Saludos!