1 de marzo de 2011

Sobre la Ley de Migración

Aquí las notas de mi comentario de radio en IMER en el programa que conduce Mario Campos. Las opiniones y errores son atribuibles exclusivamente a mi persona. El comentario se transmitió en vivo el martes 1 de marzo a las 7:40 AM.


La semana pasada el Senado aprobó por unanimidad la Ley de Migración. La iniciativa se presentó el año pasado y, conforme se aproximó su aprobación, generó un intenso debate al cual se sumaron muchos especialistas. El texto original contenía disposiciones polémicas como, por ejemplo, señalar que la internación al país sin documentos podría considerarse como un crimen. Esta y otras medidas se suprimieron lo que permitió que a todos los senadores dar su visto bueno a la ley.

Entre otros propósitos, la nueva ley obliga al Estado a respetar y defender los derechos humanos de los migrantes y facilita a los indocumentados el tránsito por territorio nacional. Además, les garantiza el acceso a los servicios de salud, educación y justicia. La ley también simplifica los registros migratorios y el proceso para obtener residencia porque reduce las más de treinta calidades migratorias que contempla la Ley General de Población y las sustituye por tres grupos, según las condiciones de estancia (Visitante, Residente Temporal y Residente Permanente).

Hace varios meses, cuando en los Estados Unidos, el congreso de Arizona aprobó la ley SB1070 (una ley que permitía a la policía estatal solicitar a las personas sus documentos cuando hubiera una “sospecha razonable” de que no tenían residencia legal en ese estado) no hubo pocos políticos en nuestro país que la denunciaran en medios nacionales como exagerada, inhumana y racista.

En ese entonces, en este espacio, señalé que, independientemente de estos señalamientos, había una profunda contradicción entre la política migratoria mexicana y la política migratoria que estábamos exigiendo a los norteamericanos aplicar en su país. Nuestra política migratoria es considerablemente más restrictiva que la que, en su momento, estableció el estado de Arizona. Independientemente de los abusos que nosotros cometemos de este lado de la frontera, nuestras leyes prohiben a los extranjeros trabajar en muchos sectores de la economía. Por ello, mencioné que, por congruencia, nuestros legisladores deberían reformar las leyes para que sus exigencias en el extranjero fueran una práctica cotidiana en nuestro país.

En este sentido, la ley es bienvenida. El tiempo dirá si de aprobarse (porque todavía tiene que discutirse en la Cámara de Diputados) desaparecerán los peligros y los tratos indignos hacia los migrantes indocumentados que cruzan el país. No obstante, pongo sobre la mesa tres observaciones a la ley.

Primero, es incompleta porque no establece una política migratoria integral. Si bien el artículo 2° señala que "la política migratoria del Estado Mexicano es el conjunto de decisiones estratégicas para alcanzar objetivos determinados", el Legislativo no establece ninguna decisión u objetivo estratégico. En mi opinión, el Legislativo está abdicando a su responsabilidad y delegando a la Secretaría de Gobernación esta importantísima tarea. En el peor de los casos, hubiera sido muy oportuno señalar en la ley, por ejemplo, como se utilizaría la política migratoria para impulsar el desarrollo del país, mejorar su competitividad, por mencionar solo dos.

La segunda observación es que la ley es omisa en relación a los recursos económicos. Es muy loable que ahora busquemos garantizar salud y educación a los migrantes, pero no hay ninguna palabra sobre cómo se financiarán estos nuevos servicios públicos. Otro ejemplo. La ley obliga al Instituto Nacional de Migración establecer estaciones migratorias en los cuales no se podrán alojar a un número de migrantes superior a la capacidad física de la estación migratoria. Como todos hemos visto imágenes de algunos centros, no queda la menor duda que se requerirán nuevos centros. Estos no son baratos y, de igual manera, el legislador no se señaló de donde se obtendrán esos recursos.

La tercera observación. A pesar de que la ley se llama Ley de Migración, atiende principalmente a la problemática de los migrantes que entran al país en la frontera sur y transitan hacia el norte. La ley deja a un lado otros aspectos más fundamentales y estratégicos.

Por ejemplo, nuestro país requiere complementar la disponibilidad de capital humano y debería estimular la inmigración de talento al país. México requiere personas capaces en casi todas las disciplinas, pero especialmente en ciencia y tecnología. Como país tenemos una estrategia de atracción de inversiones físicas, pero no la tenemos en términos de la atracción de talentos. A mí me parece que ese debería ser el objetivo de una ley de migración. Lo que aprobó el Senado es una ley con un enfoque limitado y sería más apropiado un nombre como Ley para la Protección de los Migrantes que Cruzan el Territorio Nacional (por decir algo).

Estos son tres observaciones de fondo de la ley que aprobó el Senado. Es cierto, la ley mejora el marco legal vigente pero no alcanza a establecer una política migratoria moderna que permita al país ser más competitivo y, así, atraer jóvenes y profesionistas talentosos de otras partes del mundo. Espero que cuando la Cámara de Diputados revise esta ley aproveche la ocasión y enriquezca y complemente el trabajo que han hecho los Senadores.

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