Aquí las notas de mi comentario de radio en IMER en el programa que conduce Mario Campos (aquí su blog). Las opiniones son personales y los errores son atribuibles exclusivamente a mi persona. El comentario se transmitió el martes 18 de noviembre a las 7:45 AM.
Hace algunas semanas comenté que uno de los temas más importantes en la agenda económica en los Estados Unidos después de las elecciones era que el Partido Demócrata, principalmente Barack Obama y la mayoría parlamentaria en ambas cámaras, debían precisar su visión sobre el papel que ocupa el Estado en la economía.
Parece que la respuesta la tendremos pronto.
En estos días, en los Estados Unidos se vive un debate interesante, intenso y de implicaciones muy relevantes en términos de política pública, que gira en torno a la empresa automotriz General Motors.
En su momento General Motors fue la empresa más grande del mundo y con el tiempo dejó esta privilegiada posición. Su participación en el mercado norteamericano ha disminuido considerablemente en las últimas décadas. El consumidor norteamericano prefiere otras marcas. El valor de la empresa, medido vía la capitalización del mercado, también ha caído drásticamente. En 2000 la empresa valía $66 mil millones de dólares; hoy menos de $10 mil millones.
¿Qué explica el pobre desempeño de la empresa y el ocaso de este gigante?
En parte por una dinámica propia del sector. El sector automotriz hace tiempo dejó de ser el sector económico que mayor valor agregado genera. Pero la responsabilidad recae principalmente en la cancha de la empresa que no logró adaptarse a un mundo con mayor competencia.
Un ejemplo de su incapacidad de adaptación lo muestra su política de prestaciones y beneficios. GM tiene prestaciones y beneficios muy generosos e insostenibles para una empresa privada. Existen empleados que se retiran muy jóvenes con muy buenas pensiones y muchas de ellas se heredan al cónyuge en caso que el empleado, ya retirado, fallezca.
Como en este mundo no hay nada gratis, alguien tiene que pagar y en este caso es la persona que decide comprar un auto de esta marca.
No debe sorprendernos entonces que las ventas de autos de esta empresa haya caído estrepitosamente en los Estados Unidos si consideramos que el precio de un auto (desde el más barato hasta el más caro) acarrea un sobreprecio que excede 2,000 dólares solo para mantener los beneficios y prestaciones de los empleados.
¿Qué hacer? ¿Cómo podría salvarse la empresa?
Hay dos formas en que la empresa podría intentar reestructurarse. Solo una que en realidad lo lograría.
La primera es que el gobierno le otorgue otro préstamo y con ello la mantenga a flote unos meses, probablemente uno o dos años más, pero sin modificar sustancialmente su estructura y, en consecuencia, sin que la empresa se adapte al entorno. El préstamo le permitiría ejecutar algunos cambios pero no cirugía mayor. Este préstamo solo retardaría lo inevitable.
Digo "otro" préstamo porque hace meses les prestaron $25 mil millones de dólares y ahora se está solicitando uno adicional. Se dice que este es, ahora si, el último pero esto también se dijo con el anterior.
La segunda forma en que GM puede salvarse es si quiebra formalmente. Es decir, que entre a lo que en Estados Unidos se llama Capítulo 11 y entonces mantendría su operación y, al mismo tiempo, reestructuraría sus derechos y obligaciones con empleados, proveedores y clientes. Sin duda esto es lo que mas le beneficiaría al contribuyente (no prestaría más dinero), al consumidor (vía un mejor auto en términos del costo y calidad) y a la empresa en el mediano y largo plazo.
Si quiebra la empresa, ¿que le sucedería al sector?
Dicen algunos que desaparecería el "sector automotriz norteamericano". Me parece que esto es incorrecto. Si se reestructura GM se seguirían vendiendo y comprando autos en los Estados Unidos; la gran mayoría de ellos producidos por trabajadores con domicilios en ese país. No desaparecería el sector. Lo único es que a lo mejor el nombre de las marcas suena extranjero pero esto no es lo más importante (pues la producción y empleo son llevan a cabo en territorio americano). Es más algunas empresas seguramente venderían más autos y, en consecuencia, contratarán más trabajadores.
Hace muchos años un directivo de General Motors, Charlie Wilson, dijo “lo que es bueno para General Motors es bueno para los Estados Unidos”. Cambiemos la frase. Ahora debemos decir lo que es una “realidad para General Motors es también una realidad para los Estados Unidos.” El mundo ha cambiado, existe una mucho mayor competencia, si la empresa y su entorno (incluyendo el marco institucional) no son competitivos, en el largo plazo no sobrevivirán.
GM nos ofrece muchas lecciones a muchas empresas en muchos sectores en muchos países. Como dicen por ahí, cuando veas las barbas de tu vecino afeitar, pon las tuyas a remojar.
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