14 de enero de 2011

Las reglas electorales y la radicalización del discurso

Aquí las notas de mi comentario de radio en IMER en el programa que conduce Mario Campos. Las opiniones y errores son atribuibles exclusivamente a mi persona. El comentario se transmitió en vivo el martes 11 de enero a las 7:40 AM.



El día de hoy quiero comentar sobre el caso de la legisladora norteamericana, Gabrielle Giffords, que, como ha sido ampliamente reportado, sufrió un intento de asesinato el fin de semana.

En los Estados Unidos, la discusión, el análisis, la preocupación se ha concentrado en dos asuntos. Uno, las preguntas relacionadas a los hechos (¿cómo sucedió esta tragedia y quiénes están involucrados?); dos, las preguntas relacionadas a los motivos (¿por qué sucedió?).

Sobre lo primero, los reportes de las investigaciones han resaltado el estilo de vida y los rasgos psicológicos del joven de veintidós que disparó y mató a varias personas, entre ellas una niña de nueve años de edad. Se ha especulado sobre el estado mental del presunto asesino, con base en sus participaciones en redes sociales (como MySpace y YouTube).

No sabemos todavía si los hechos de Tucson son similares a lo que ocurrió en la Universidad de Virginia Tech o Columbine High School en donde una persona con problemas mentales y un arma comete este tipo de actos. O si se parece más a Oklahoma City, en donde si hubo una motivación política. Las investigaciones y el tiempo nos lo dirán.

En relación a los motivos, una de las hipótesis más recurrentes vincula el crimen con el tono del debate político en los Estados Unidos. Para muchos, el discurso se ha radicalizado en los últimos años. Sin duda, esto nos lleva a un terreno peligroso, pantanoso, porque inevitablemente politizará el crimen y lo mezclará con derechos fundamentales, como la libertad de expresión. Sin importar las investigaciones, políticamente se responsabilizará a los grupos vinculados al Tea Party ya que han manejado una retórica similar a la que hoy estamos cuestionando.

Sin duda los hechos son una tragedia para Arizona y un muy fuerte llamado de atención para el sistema político norteamericano. Ya veremos cómo reacciona la clase política, encabezados por el Presidente Barack Obama, emanado del Partido Demócrata y John Boehner, el líder republicano en la Cámara de Representantes. Ojalá este episodio lleve a una reflexión colectiva sobre el discurso, el tono, la civilidad política. Sin duda, habrá lecciones importantes, no solo para los norteamericanos, sino también para los electores en otras latitudes.

Una pregunta importante –que no he visto en los medios- es si el marco institucional, las reglas electorales contribuyen o no al ambiente de crispación. Si encuentro varias explicaciones y, por cuestiones de tiempo, resalto una que me parece fundamental.

En los Estados Unidos, los procesos de distritación (la conformación de los distritos electorales) son proceso que llevan los partidos políticos en los Congresos locales. ¿Qué implicaciones tiene esto? Que en muchas ocasiones, la frontera, los límites, la conformación no sigue criterios geográficos, sino que segmenta al electorado y coloca, en un mismo distrito, a una población con características muy similares. Esto a veces se hace para garantizar representación a ciertos grupos. No obstante, lo que ha ido sucediendo, poco a poco, es que los partidos han diseñado distritos a la medida.

¿Qué tiene que ver la conformación de este tipo de distritos electorales con el discurso y el tono político? En este tipo de distritos, la contienda política real no es la elección constitucional, sino en la precampaña. Dado que lo complicado es ganar la nominación del partido, poco a poco, los precandidatos se van radicalizando más. Además, en estos procesos votan normalmente únicamente los militantes y los candidatos con mayores ventajas son los más ideologizados. El político que está dispuesto a negociar con los opositores es visto como un peligro para su partido y, de esta manera, poco a poco los moderados van perdiendo. Obviamente, los representantes electos en este tipo de procesos difícilmente lograrán ponerse de acuerdo. Es como si vinieran de dos universos muy distintos.

La política es el arte del compromiso y, en la práctica, esto implica que los representantes deben tener la capacidad y el incentivo para negociar e intentar convencer a electores de todo el espectro político y no únicamente a los de su partido. Entre más 'plurales' sean los distritos, mayor el incentivo a buscar el centro y a negociar.

Si mi carrera política depende únicamente de lo que digan los militantes de mi partido, entonces estaré cerrando las posibilidades de colaborar y cooperar con los representantes de los otros partidos. En este sistema, entre más beligerante sea el político, mayor oportunidad de ganar.

En fin. Aquí una razón, una hipótesis, sobre los motivos de la crispación política en los Estados Unidos. Lo más seguro es que esto no explica, en ninguna medida, los trágicos episodios en Tucson; pero si sugiere que algunas reglas, en particular, la conformación de los distritos, desincentiva la colaboración entre los legisladores emanados de distintos partidos.

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