No hay duda que el debate político más interesante en el país lo ha generado la campaña en favor de la anulación del voto en las próximas elecciones federales. La discusión en torno a las implicaciones políticas de que los ciudadanos acudan a la casilla y anulen su voto de manera clara y contundente ha empequeñecido las campañas de los partidos políticos.
Como ha sucedido con otros movimientos sociales, este surgió de manera espontánea y no es parte de un esfuerzo coordinado por una instancia central con motivos oscuros (es decir, un compló...). Esta iniciativa nació de individuos desencantados, quienes a través de distintas redes sociales en internet, lanzaron la idea y encontraron un auditorio receptivo a la propuesta. Gradualmente, al movimiento, se le han ido sumando distintas personalidades, entre ellos académicos de notable reputación.
Es evidente que el movimiento social en pro de la anulación del voto refleja un desencanto con los partidos políticos.
¿Por qué el desencanto?
Por cuestiones de tiempo, señalo tres.
La primera, un amplio sector del electorado no se siente representado por las opciones políticas que tiene ante sí. Para ellos, los partidos han ido perdiendo sus diferencias y ya no es fácil contrastarlos. En esto también contribuyen los liderazgos visibles de la clase política. En muchos casos, las personas no tienen la mejor reputación y no son representativas del ciudadano común y corriente. Las personas normales escuchan de los megasalarios, ven como viven, como se comportan y es entendible porque no se sienten representados. Hay una crisis de representatividad.
Además, pareciera que en los temas sustantivos hay pocas diferencias. En esto, los partidos también han contribuido al desencanto que explica el nacimiento del movimiento. Por ejemplo, si uno revisa las plataformas de los partidos (que están en la página del IFE) encontrará que estos documentos están repletos de enunciados generales, vagos y que no permite conocer la opinión real de un partido político (y el ciudadano no sabe que esperar de ellos).
Por ejemplo, en materia educativa, ¿qué se propone para mejorar los niveles educativos y para que nuestro país ya no ocupe los últimos lugares en los comparativos internacionales? Hay muchas palabras pero, en concreto, nadie es claro. Si nos atenemos a lo que señalan las plataformas registradas, en México seguirá la tendencia que, desde hace tiempo, algunos observamos: que un número importante de estudiantes que salen de las escuelas no tienen la capacidad para leer y escribir adecuadamente.
Hay también una crisis de ideas.
El tercero y último elemento que explica el éxito de la campaña para anular el voto, es el costo económico y la cantidad de recursos que consumen los partidos y las campañas. Este año, entre actividades proselitistas y la arquitectura institucional (IFE y TRIFE), nos gastaremos aproximadamente 18 mil millones de pesos. Y esto es nada mas a nivel federal, faltaría incluir lo que cuestan todas las campañas locales y las instancias de arbitraje en los estados.
Hubiera sido interesante que los partidos ajustaran sus presupuestos en virtud de la crisis económica (así como le hicimos la gran mayoría de mexicanos). De haberlo hecho, no le hubieran dado tantas herramientas a los que llaman a la anulación del voto.
¿Qué ha logrado la campaña?
En mi opinión, ha fortalecido el proceso político porque está llamando al voto. Además, ha generado una discusión interesante y esto es contribuye al proceso cívico. Probablemente los partidos políticos preferirían que la discusión fuera sobre lo que ellos están diciendo y por eso minimizan este debate. Los partidos están actuando de manera racional. Sería irracional de su parte darle credibilidad al movimiento.
Por otro lado, esta campaña también nos ha permitido observar que nuestro sistema político tiene muchos problemas y que debemos actualizar sus reglas. Esto no es nuevo y miles de personas lo han señalado. ¿Por qué no ha pasado nada? En parte porque cada tres años, después de una elección, se habla de una gran reforma del Estado. Se pretende cambiar todo y al final no se logra nada.
Por ello, pongo dos propuestas muy sencillas que si debería considerar y aprobar la próxima legislatura (que estará integrada exclusivamente por los partidos políticos). Estas propuestas retomarían los llamados de quienes buscan anular el voto y, con ello, le darían mayor representatividad al sistema político.
- Facilitar y no obstaculizar la inscripción de candidaturas ciudadanas. El monopolio que ejercen los partidos sobre el proceso político no es sano (lo estamos viendo) y nadie debería tener miedo a la competencia. Como dice el dicho, donde no hay competencia, hay incompetencia.
- Los votos nulos deben ser considerados votos válidos para efectos del financiamiento a los partidos políticos. ¿Qué quiere decir esto? Hoy en día, los partidos se reparten la bolsa en función del porcentaje de votos (y no en relación al número de votos que reciben). Si los votos nulos fueran votos válidos, los recursos que reciben los partidos disminuirían si aumenta el desencanto (y los votos nulos) y aumentarían si aumentan sus votos (y disminuyen los votos nulos). Con esta propuesta, para los partidos políticos, si se genera el incentivo a maximizar el número votos (y a minimizar el voto nulo) ya que de ello depende la cantidad de recursos económicos que reciben por parte de los contribuyentes. Esto sucede en otros países, como España, y con resultados muy positivos para su democracia.
Hasta aquí mi comentario.
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1 comentario:
En realidad el desencanto viene de las promesas incumplidas:
"Presidente del Empleo"
"Seguridad para los ciudadanos"
"Con las manos limpias"
Cuando la realidad indica exactamente lo contrario.
El PRI apostándole a la amnesia ciudadana de lo que fue el sexenio que ha llevado a este país a la extrema pobreza como el sexenio de José López Portillo, Luis Echeverria, Carlos Salinas y Miguel de la Madrid.
El PRD, con gente que no sabe ni hablar, que han sido evidenciados en actos asquerosamente corruptos al igual que el partido verde donde los juniors tienen ahora su negocio.
El PSD que era una opción viable, ahora promoviendo candidatos abiertamente homosexuales en un país con idiosincrasia conservadora y mayoría católica.
Convergencia que es un negocio de la maestra....y así le puedo seguir. Pero el más devaluado ha sido el PAN gracias a las sandeces continuas de su líder que ni siquiera merece escriba su nombre. Yo era simpatizante de este partido hasta constatar cómo se hacen nombramientos en una administración donde lo importante es la lealtad y amistad más no la capacidad, experiencia y conocimientos.
Voy a votar por mi mismo en el espacio en blanco, porque no hay candidatos, ni partidos a la altura de las circunstancias, no hay una nueva ley hacendaria efectiva, la ley energética es una burla, no hay cambios significativos que permitan la viabilidad y progreso del país por los próximos 10 años. Solo gente que vive del sistema y quiere retener el poder.
Yo voy a votar por mí.
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