Aquí las notas de mi comentario de radio en IMER en el programa que conduce Mario Campos. Las opiniones son personales y los errores son atribuibles exclusivamente a mi persona. El comentario se transmitió en vivo el martes 24 de agosto las 7:45 AM.
El día de ayer, se publicaron los datos del flujo de inversión extranjera directa hacia nuestro país. Según el
comunicado oficial, durante el primer semestre del año, la inversión alcanzó 12 mil 239 millones de dólares que, con respecto al mismo período del 2009, representa un aumento del 28 por ciento.
Un primer dato que llama la atención es el país de origen de estas inversiones. En el primer semestre del año, los holandeses han sido quienes más han invertido en México. Sus inversiones rebasaron los 7 mil millones de dólares. Estados Unidos, que normalmente ocupa el primer sitio, fue en el segundo país con mayor inversión en México ($3 mil 500 millones).
Los datos parecerían ser buenos porque muestran un aumento con respecto al año anterior. No obstante, un análisis más profundo muestra que la realidad es, desafortunadamente, más preocupante.
En primer lugar, hace un año,
la economía mundial estaba saliendo de la peor crisis económica desde la Gran Depresión. Los flujos de inversión se redujeron a su mínima expresión. Por eso, ahora, los ritmos de crecimiento altos.
En segundo lugar, la mayor parte de la inversión extranjera a nuestro país fue producto de una operación. En abril,
FEMSA vendió a Heineken su unidad cervecera en aproximadamente 7 mil millones de dólares. Si no fuera por esa operación, la inversión extranjera en México en el primer semestre hubiera sido menor a la del mismo período del año pasado. Este es el dato más alarmante.
En resumen, los inversionistas internacionales no se están peleando por invertir en México.
Otras evidencias confirman este dicho. Por ejemplo, en días recientes, el gobierno asignó una parte del espacio radioeléctrico a Nextel y Televisa. Independientemente de la polémica y la politización del caso, lo que es un hecho es que ningún inversionista internacional mostró interés en la licitación. Segundo dato preocupante.
¿Qué explica pues el desempeño de nuestra economía en este ámbito? ¿Por qué México no parece ser ya tan atractivo con todo y que tenemos una ubicación geográfica envidiable?
Una parte la explican razones externas. Desafortunadamente (solo para estos efectos) nuestra economía esta estrechamente vinculada a la norteamericana. Su economía está estancada y lo peor es que, en el corto plazo, no parece que vaya a despertar.
No obstante, el mayor de nuestros problemas no es externo. Es interno. La economía mexicana sigue mostrando serios problemas en su competitividad.
Sigue habiendo una excesiva regulación en los tres órdenes de gobierno. El gobierno ha identificado esto y está tomando medidas correctivas. Por ejemplo, en las últimas semanas las autoridades regulatorias han presentado varios programas en los que se eliminan miles de trámites.
Una curiosidad. El iPad de Apple estuvo cerca de no llegar a nuestro país porque los certificadores mexicanos no sabían cómo clasificarla. ¿Era una computadora o pantalla de televisión? Como no podían clasificarla, no era permitido importarla. Al final, el gobierno facilitó las cosas y se obviaron las certificaciones mexicanas (siempre y cuando ya estuvieran certificados internacionalmente). Este episodio nos muestra como todavía existen muchas regulaciones redundantes.
La responsabilidad de la competitividad de la economía mexicana también recae en el poder legislativo. Por un lado, la falta de reformas estructurales y destaca particularmente el marco jurídico que regula el mercado laboral. El caso de la compañía Mexicana es emblemático. Las empresas no pueden subsistir si sus ingresos son inferiores a sus gastos y, en el sector de la aviación, dado que la mayoría de los gastos dependen de factores externos a la empresa (por ejemplo, el combustible, el alquiler de aviones) el rubro donde se pueden hacer ajustes para salvar a la compañia y todos los empleos es en gastos laborales. Las leyes mexicanas complican este proceso.
Desde el Legislativo, no afecta únicamente la falta de reformas, influye la percepción de que los legisladores están dispuestos a cambiar las reglas del juego en cualquier momento. Un ejemplo (que no es del tema, pero muestra el problema) es el hecho de que algunos legisladores ahora quieren que el presidente vaya personalmente al Congreso a rendir su informe. Hace dos o tres años cambiaron la ley para que ya no lo hiciera. Todos entendemos que es parte de un juego político, pero los legisladores mandan la señal de que el Congreso está dispuesto a modificar la ley en función de los vientos políticos.
La ley no la ven como un instrumento que facilita la convivencia política o económica, sino como una herramienta para favorecer intereses particulares. ¿Así se puede invertir? ¿Podríamos planear inversiones futuras si no estamos seguros cuales son los impuestos que se pagarán el próximo año? Son solo preguntas.
En conclusión, estas son algunas de las razones por las cuales nuestra economía no es lo suficientemente atractiva para el inversionista internacional. Esto explica porque los flujos de inversión extranjera están muy por debajo del potencial de nuestra economía. Es cierto, hubo un aumento pero si no hubiera sido por una operación, el desempeño del primer semestre del 2010 hubiera sido el más bajo de los últimos diez años.
Hasta aquí mi comentario.
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