Aquí las notas de mi comentario de radio en IMER en el programa que conduce Mario Campos. Las opiniones son personales y los errores son atribuibles exclusivamente a mi persona. El comentario se transmitió en vivo el martes 19 de enero a las 7:45 AM.
El tema de hoy es la tragedia en Haití, sin duda una de las mayores crisis humanitarias que ha experimentado la región en muchísimos años. No hay estimaciones oficiales del número de personas que perdieron su vida. Distintas organizaciones internacionales hablan de decenas de miles. Es probable que nunca lo sepamos. Hoy, por ejemplo, reporta el New York Times que lo que queda del gobierno haitiano está enterrando a los muertos en fosas comunes y no hay la capacidad para contarlos o identificarlos.
En los últimos días, los medios nacionales e internacionales le han dado mucho espacio a los saqueos y la violencia que probablemente era inevitable en una crisis en un lugar en donde el estado de derecho es prácticamente inexistente y no nace, de manera espontánea, un ambiente de cooperación que supla la falta de Estado.
En los próximos días, el interés mediático podría moverse hacia la presencia de los norteamericanos; en particular, algunos se preguntarán si en su intento por ayudar a los damnificados no enviaron a un número exagerado de militares y si esto no trae 'gato encerrado'. Sin duda, habrá que seguir la discusión pero me parece que nos estaríamos desviando del tema fundamental que son las causas de la tragedia.
Sin duda, parte de la tragedia debe atribuírsele al temblor. ¿Por qué digo parte? Porque si nos limitamos a señalar al temblor como el único factor, estaríamos haciendo una lectura incompleta. La otra parte de tragedia de Haití es la falta de crecimiento económico y, como lo estamos viendo, sus consecuencias.
La magnitud del temblor fue de 7.0. Sin duda muy intenso; pero no fue, por mucho, el temblor más fuerte que hemos visto. En 1989, un temblor con la misma intensidad azotó al estado de California y provocó la muerte de 65 personas.
¿Cuál es la diferencia? La existencia de un ambiente que genera crecimiento económico y sus consecuencias.
La historia económica de Haiti, su desempeño en este terreno, nos habla de un país que no ha sido capaz de darse un estado de derecho estable y funcional. La pobreza que antes del temblor ya sabíamos padecía Haití es la consecuencia directa de este problema y, ahora que vino el temblor, es claro que ese país no tiene los instrumentos para enfrentar una situación como la que desafortunadamente le toco vivir.
La tragedia en Haití y su incapacidad de respuesta nos confirma que las economías más prósperas son las que tienen los mejores servicios públicos, como pueden ser infraestructura básica y un nivel mínimo de servicios médicos y de urgencia, y también la capacidad para construir mejores edificaciones. Sobre esto último, regreso al tema del estado de derecho.
Ahora que hay cientos de reporteros y periodistas allá, me parecería interesante conocer las especificaciones, las condiciones, para la construcción de edificios. Yo supongo que si existen. Lo que me parece pudo haber sucedido es que, en muchos casos, las normas de construcción no se respetaron. Un ejemplo sencillo: a lo mejor en lugar de usar un tipo de varilla, un tipo de concreto, usaban otros tipos de material. El Estado claro, sin la voluntad o la capacidad para hacer cumplir las especificaciones. Regresamos, pues a la inexistencia de un estado de derecho estable y funcional.
Haití es el país más pobre del hemisferio occidental. Tiene un nivel de marginación comparable al de varios países africanos. Su problema, y el de todas estas economías, es su incapacidad para generar uno de los factores fundamentales del crecimiento y progreso: un marco institucional, unas reglas del juego estables y funcionales, que permita a los emprendedores asumir riesgos y disfrutar los beneficios de sus decisiones. El otro factor del crecimiento sabemos que si lo tienen: la presencia de personas (o emprendedores) que tengan buenas ideas y la motivación para llevarlas a cabo. ¿Por qué sabemos que si los tienen? Porque varios medios internacionales han destacado en estos días como la comunidad haitiana que vive en su país es próspera y exitosa. Los haitianos son trabajadores. El problema, es el marco institucional, el estado de derecho.
¿Cuál es la solución? ¿Qué podemos hacer con Haiti?
La respuesta debemos dividirla en dos. En el corto plazo, mantener la ayuda humanitaria para resolver la urgencia. Algunos no les gustará la presencia norteamericana, pero nos tenemos que preguntar si alguien más podría, en estos momentos, realizar las tareas que se requieren los haitianos para sobrellevar la tragedia y recuperarse.
En el largo plazo, la respuesta es más complicada. En mi opinión, la solución es la construcción del marco institucional estable y funcional. Ahora, esto es responsabilidad de los haitianos. Ellos son los principales interesados. Desafortunadamente, los marcos institucionales no se pueden calcar. Es decir, no estamos hablando de 'copiar' la constitución o las leyes de otro país. La construcción del marco institucional es un proceso de aprendizaje y error y de muchos años y décadas.
Me parece que este es el camino. Sin duda es el más difícil. Todos los países que han mejorado las condiciones de vida a través de los años, las décadas, los siglos, comparten este factor. No es condición suficiente, pero si condición necesaria.
Escucharemos en estos días muchas voces que hablarán de la necesidad de la “ayuda internacional coordinada”. Se hablará de organismos como el Banco Mundial, las Naciones Unidas, los gobiernos de los países más ricos. Ayer por la mañana escuchaba a una persona en su programa presentar este argumento.
No me extiendo por cuestiones de tiempo pero debo señalar que, en mi opinión, ese no es el camino. La próxima semana profundizaré en ello pero señalo, por lo pronto, que no es un problema de dinero o presencia internacional. Haití ha recibido miles de millones de dólares en este tipo de programas. Además, leía ayer que el país caribeño tiene, en términos per cápita, la mayor presencia de ONG’s en el mundo. Nada de esto ha funcionado; es más, algunos podrían sugerir que lo ha complicado.
Pero estos son otros temas y que me permitiré reflexionar y compartir con el auditorio la próxima semana.
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19 de enero de 2010
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