La política y el idioma inglés (Politics and the English Language) aborda los problemas derivados de las perversiones del lenguaje y sus efectos (normalmente negativos). Si bien el texto data de 1946, el ensayo es totalmente aplicable a nuestro contexto.
Aquí varios párrafos:
... Ahora bien, es claro que la decadencia de un lenguaje ha de tener, en última instancia, causas políticas y económicas: no se debe simplemente a la mala influencia de este o aquel escritor. Pero un efecto se puede convertir en causa, reforzar la causa original y producir el mismo efecto de manera más intensa, y así sucesivamente. Un hombre puede beber porque piensa que es un fracasado, y luego fracasar por completo debido a que bebe. Algo semejante está sucediendo con el idioma inglés. Se ha vuelto tosco e impreciso porque nuestros pensamientos son disparatados, pero la dejadez de nuestro lenguaje hace más fácil que pensemos disparates. El meollo está en que el proceso es reversible. El inglés moderno, en especial el inglés escrito, está plagado de malos hábitos que se difunden por imitación, y que podemos evitar si estamos dispuestos a tomarnos la molestia...
... Cada uno de estos pasajes tiene faltas propias, pero, además de la fealdad evitable, tienen dos cualidades comunes. La primera, las imágenes trilladas; la segunda, la falta de precisión. El escritor tiene un significado y no puede expresarlo, o dice inadvertidamente otra cosa, o le es casi indiferente que sus palabras tengan o no significado. Esta mezcla de vaguedad y clara incompetencia es la característica más notoria de la prosa inglesa moderna, y en particular de toda clase de escritos políticos. Tan pronto se tocan ciertos temas, lo concreto se disuelve en lo abstracto y nadie parece capaz de emplear giros del idioma que no sean trillados: la prosa emplea menos y menos palabras elegidas a causa de su significado, y más y más expresiones unidas como las secciones de un gallinero prefabricado...
... Pero a menudo usted puede tener dudas sobre el efecto de una palabra o una expresión, y necesita reglas en las que pueda confiar cuando falla el instinto. Pienso que las reglas siguientes cubren la mayoría de los casos:
- Nunca use una metáfora, un símil u otra figura gramatical que suela ver impresa.
- Nunca use una palabra larga donde pueda usar una corta.
- Si es posible suprimir una palabra, suprímala.
- Nunca use la voz pasiva cuando pueda usar la voz activa.
- Nunca use una locución extranjera, una palabra científica o un término de jerga si puede encontrar un equivalente del inglés cotidiano.
- Rompa cualquiera de estas reglas antes de decir un barbarismo.
Aquí una versión del artículo en español (publicado por Letras Libres en junio 2004).
Aquí una versión del artículo en inglés.
...
No hay comentarios:
Publicar un comentario